El adagio popular
dice que “el que siembra, recoge la cosecha” y tan sabia sentencia es oportuna
para reiterar que los políticos y candidatos a ocupar un puesto de elección
popular deben demostrarle a la
ciudadanía que reunen los merecimientos necesarios para aspirar a esas
responsabilidades y honores, porque pueden mostrar sin ruborizarse, su trabajo
por los demás, traducido en obras para la comunidad.
Colocar vallas
superpuestas en carreteras y caminos, editar plegables con dudosas intenciones,
vociferar a través de programas radiales o pagar, generalmente con dineros
públicos separatas especiales, vendiendo su imagen, ¡Ya no es suficiente!
Los colombianos ya no
creemos en los “maravillosos cuentos” de quienes a lo largo de su vida política
y pública se han dedicado únicamente a satisfacer sus propias necesidades y la de sus
familiares más cercanos y allegados.
Entonces, el
descalabro político que se presentará en las urnas, será solamente la consecuencia
de sus actuaciones personalistas y corruptas.
Muchos alcaldes
municipales que apadrinan en la sombra candidatos a ocupar escaños en el
congreso de la República, sintiéndose dueños de todo lo habido y por haber,
meciéndose los cabellos con prepotente actitud, señalan a las
personas que se atreven a disentir de sus protegidos y de ellos mismos, los alcaldes,
quienes deben más bien realizar las obras que tanto cacarean y aprovechar el
tiempo cumpliendo el juramento de servirle al municipio que los eligió.
Hernán Castro
Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
Ramiriquí, colaciones y arepas. |
Notas y referencias: www.redluzzuriaga.com.ar, www.lasuperdigital.com.ar, sinestrellasblogspot.com, es.123rf.com, Biblioteca virtual.
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