Jairo Cala Otero |
Asombrosas digo porque ante tamaña incorrección idiomática los
legos alegan que así lo escribe fulano; o que en la empresa equis sus asesores
publicitarios lo recomiendan; o que se trata de un nombre «instituido» por la
organización zeta. Tales argumentaciones, en todos los casos, provienen de
personas que viven llenas de pereza para investigar cómo funciona el idioma que
todos los días emplean para comunicarse con los demás (y para comunicar algo a
los demás, en el caso de los periodistas).
Es decir, los necios alegan razones diversas (sin razón, claro)
para justificar la errónea manera de escribir titulares de prensa, rótulos,
anuncios comerciales, entre otros. «Es que así se llama el evento», dicen ─por ejemplo─ para justificar la bárbara manera de escribir las
denominaciones de un seminario, congreso, foro o asamblea de alguna institución. No porque otros escriban mal ha de
seguirse su pésimo ejemplo. Sorprendente esa teoría. Sus promotores no se toman el cuidado
de leer ningún documento que provenga de autoridad lingüística alguna ─lo cual los sacaría de su ignorancia supina─, pero sí están prestos a contradecir, refutar y hasta controvertir aquello
que ya es norma para el uso del idioma.
A algunos periodistas no se les pueden pasar por alto estos
exabruptos. Aunque se sigan enojando unos pocos (sin duda, los que cometen más
barbaridades escribiendo y hablando), es preciso reiterar este tópico. Si
trabajan con el idioma para comunicar sus informaciones, es inaudito que no lo
sepan emplear. Cada día me convenzo más de que algunas universidades con
Facultades de Comunicación y Periodismo están fallando en materia grave. ¿Cómo
es que gradúan de periodistas y comunicadores sociales a personas que no saben
escribir correctamente?
Por ahora, he de seguir con el tema de las mayúsculas iniciales
en todas las palabras de una oración. Como no pocas personas tienen la
equivocada idea de que yo hago correcciones idiomáticas por el capricho de
atormentarles su vida (!), o con la perversa intencionalidad de dejar sin
sustento lo que escriben, valga transcribir lo que la Real Academia
Española ─RAE─, única rectora de nuestro idioma,
respondió frente a una consulta que sobre este
tema yo le elevara hace un tiempo a sus miembros radicados en Madrid, España.
Mi consulta decía: «Muchos publicistas, en Colombia, han puesto en uso una forma de escritura que a mí se me hace incorrecta y de pésima presentación estética: aplican mayúsculas iniciales en todas las palabras de una oración. Y alegan que, en algunos casos, se trata de un programa que así ha sido bautizado y que esta circunstancia convierte en relevantes todas las palabras allí usadas. Quiero saber si es eso correcto o no.
Ejemplos:
«El Programa Contra La Pobreza De Los Menos Favorecidos».
«El Gobierno Anunció Que Combatirá La Miseria».
«Juegos Olímpicos Se Abren Con Espectacular Ceremonia».
«El Programa Contra La Pobreza De Los Menos Favorecidos».
«El Gobierno Anunció Que Combatirá La Miseria».
«Juegos Olímpicos Se Abren Con Espectacular Ceremonia».
«Camioneros Se Movilizarán Hacia Las Instalaciones Del
Ministerio De Transporte».
Nota: Los subrayados son míos para resaltar el esperpento gráfico.
Las palabras iniciales en las oraciones del ejemplo no se subrayan porque todo
comienzo de oración se escribe siempre con mayúscula.
Sede de la Real Academia Española en Madrid |
«El uso de mayúsculas en todas las palabras de un titular de
prensa es un anglicismo tipográfico; en español solo se escriben con
mayúscula inicial aquellas palabras que se refieren a nombres propios. Así,
debería escribirse: «El programa contra la pobreza de los menos favorecidos»;
«Gobierno anunció que combatirá la miseria»; «Juegos Olímpicos se abren con
espectacular ceremonia»; «Camioneros se movilizarán hacia las instalaciones del
Ministerio de Transporte».
No creo que haya contestación más clara y contundente. Y antes
de culminar esta nota ha de saberse que un anglicismo es un giro propio de la Lengua inglesa. Como no somos
ingleses, sino hispanohablantes, entonces usemos el español y sus normas.
Bueno fuese que el asunto no pasara inadvertido; que se
escribiera con ajuste a la norma gramatical (que no inventé yo) para que no se
siga deteriorando el español, y para que aquello que tales personas escriben no
ofrezca una presentación horrible. ¡Porque el idioma también tiene estética!"
Fuente: Jairo Cala Otero, Bucaramanga, Santander, Colombia.
Fuente: Jairo Cala Otero, Bucaramanga, Santander, Colombia.
Hernán Castro Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
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