Parlamentarios boyacenses parados enfrente de la Casa de Nariño, Sede de la Presidencia de Colombia.
¡Nadie,
absolutamente nadie! se come el cuento de los parlamentarios boyacenses parados
enfrente de la casa de Nariño, sede de la Presidencia de
Colombia, dizque como medio de presión para que el Presidente Juan Manuel
Santos Calderón le ponga bolas a los problemas del agro en Boyacá.
Han
transcurrido tres años de su estadía negligente en el parlamento colombiano y
fuera de firmar la nómina para recibir los jugosos cheques de las dietas no han
podido demostrar iniciativas de beneficio para el departamento de Boyacá y
mucho menos de control político para que el gobierno nacional acuda con
soluciones a los inmensos problemas que aquejan al departamento, entre ellos,
los del sector agropecuario.
Entonces,
pretender que porque ubican sus bonachonas anatomías al frente de la
presidencia de la república, el jefe del estado y sus encumbrados colaboradores
van a salir a entregarles el alivio en programas eficientes para los campesinos
boyacenses que los eligieron en mala hora, y que ahora protestan por el
abandono de su clase política.
En la
fotografía, como puede verse, falta el inefable Héctor Helí Rojas Jiménez,
parlamentario andino que hoy aspira a recuperar su escaño en el congreso
nacional, pero que tampoco puede mostrar su trabajo en beneficio del sector
agropecuario boyacense.
Lo único que
en últimas lograrán con su ridícula pantomima es abrir los ojos a todos los
boyacenses para que nunca más vuelvan a depositar sus votos para su
ansiada reelección.
Hernán
Castro Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
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