La palabra empeñada. |
Es cierto lo
que dijo el Vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón que los campesinos se
habían cansado de sufrir.
La
afirmación del Vicepresidente podría aplicarse a todos los que somos
colombianos, campesinos o no.
El
desacierto de los gobiernos durante los últimos 55 años y la voracidad por el
presupuesto nacional de toda la clase política, el yugo de los extremistas de
la derecha y de la izquierda, la corrupción, las drogas ilícitas, la minería
ilegal, los desplazamientos forzados, nos han conducido a la pobreza extrema de
la mayoría de los colombianos.
La
injusticia social, el triste tratamiento, injusto, de las mesadas de los
ancianos; todas éstas circunstancias nos hacen sufrir.
Pero si
reclamamos unos derechos, debemos hacerlo sin maltratar a los demás, también
pobres y ávidos de mejor tratamiento.
Es fácil
dejarse convencer por los terroristas entrenados por las extremas y contribuir
al caos en campos y ciudades.
Líder campesino. |
Los
campesinos de bien, amén de todos los colombianos, tenemos derecho a la libre
movilidad, a los alimentos, a la
vivienda, a la atención oportuna de salud, a la justa retribución en sus mesadas de todos los pensionados, al vestido,
a la tranquilidad, a la paz, al descanso, a la educación, a la recreación, al
transporte.
Por eso los
campesinos no deben dejarse convencer por los terroristas que los mortifican
sin dar la cara y no los dejan seguir por el camino del bien, cuidando de no
pisar los derechos de los demás.
Ante las
medidas del gobierno ya establecidas, acordes con las peticiones del
campesinado representados en la mesa de negociación en Tunja, sin más dilación
y cumpliendo la palabra empeñada, los líderes del paro campesino deben
ordenar el desbloqueo de las vías y
levantar el paro que nos afecta gravemente a
todos los colombianos.
Hernán
Castro Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
Curia Arzobispal de Tunja
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