A propósito de la Cumbre mundial de alcaldes, mandatarios y dignatarios afrodescendientes que se realiza en la ciudad de Cali, Valle y que tendrá reuniones también en la ciudad de Cartagena, Bolívar, Colombia, recordamos a San Pedro Claver que dedicó su apostolado Jesuíta a la defensa y protección de los negros robados en las regiones africanas y que los barcos negreros traían a Cartagena en donde fueron esclavizados.
El novicio de la comunidad jesuíta entonces, estuvo en Tunja de 1614 a 1615, antes de su viaje a Cartagena.
Pedro Claver desarrolló todas sus actividades en Colombia: Dos años en Santa Fe de Bogotá; uno en Tunja y treinta y ocho en Cartagena.
Nave central de la Iglesia de San Ignacio de Tunja, en cuyo convento el santo fue portero. |
Pedro Claver, nacido el 26 de junio de 1580 en Verdú, Cataluña, Provincia de Lérida, España, comenzaba su segundo año de estudios
teológicos en la Compañía de Jesús a donde ingresó el 8 de agosto de 1604, en Tarragona, España, a la edad de 24 años, cuando el provincial, accediendo a su deseo, le destinó el 23 de enero de1610 a las misiones transoceánicas del Nuevo Reino de Granada. Sin despedirse de su
familia –el ambiente en casa había cambiado tras las segundas nupcias de su padre–,
se fue a pie a Valencia y luego a Sevilla,
de donde zarparía en la flota de galeones en compañía del padre Mejía y dos
jóvenes sacerdotes.
"Sir Francis Drake en Cartagena, 1585." Grabado coloreado a mano por Baptista Boazio, 1589. |
Después de una primera toma de contacto
con la plaza fuerte de Cartagena de Indias, hervidero de negreros,
piratas e inquisidores, se trasladó, en un lento viaje en champán por el río Magdalena y luego a lomos de mula, hasta Santa
Fe de Bogotá,
donde no estaban aún organizados los estudios de teología, lo que Pedro
aprovechó para servir como hermano coadjutor.
El clima de Bogotá no le sentaba bien, ya que el sol de tierra fría, dañaba su salud. Una vez concluidos brillantemente sus estudios en el Colegio y Seminario de San Bartolomé (hoy Pontificia Universidad Javeriana), fue
destinado al noviciado de Tunja, en tierra adentro, para hacer su "tercera
probación", el año que los jesuitas dedican a la espiritualidad tras su
formación intelectual. Seguía dudando si hacerse sacerdote. Tanto, que le pidió
al provincial que le permitiera seguir de hermano portero, oficio que ejercía
en Tunja.
Placa conmemorativa colocada a la entrada de la Iglesia de San Ignacio de Tunja. |
Pero los superiores le
destinaron a Cartagena de Indias, donde fue ordenado
sacerdote el 19 de marzo de 1616, a la edad de 35
años, por el obispo dominico fray Pedro de la Vega. Ofició su
primera misa en el altar de la
Virgen del Milagro de la iglesia de la Compañía.
Allí conoció al sabio
jesuita Alonso
de Sandoval, investigador de la vida de los negros y autor del
famoso libro De instauranda
ethiopum salute, quien, en contra del dominante ambiente esclavista,
recibía con afecto y bautizaba a los esclavos que llegaban al puerto en
abundancia y en un estado calamitoso en las bodegas de los barcos negreros,
procedentes de África. Inspirado por Sandoval y por la situación imperante,
Claver se entregó en cuerpo y alma a los negros bozales.
Pedro Claver mitigando el dolor de los africanos, hechos esclavos, a su llegada a Cartagena de Indias. |
Cartagena de Indias era el principal mercado de esclavos del Nuevo Mundo. Mil esclavos llegaban allí al
mes, y los mosquitos y las enfermedades devoraban a los sanos. El precio de
compra de un esclavo era dos escudos, y doscientos el de venta. Aunque muriera la mitad del
«cargamento», el tráfico seguía siendo «rentable». Ni las repetidas censuras
del Papa, ni las de los moralistas católicos podían prevalecer contra ese
comercio movido por la avaricia. Los misioneros no podían suprimir la
esclavitud, sólo mitigarla...
Pero Pedro Claver se enfrentó con hechos
heroicos a esta ignominiosa trata. Pedro interpretó así el sentido de su
sacerdocio, y el 3 de abril de 1622,
al profesar sus votos perpetuos solemnes, estampó junto a su firma la que sería
la gran consigna de su vida:
Petrus Claver, aethiopum
semper servus («Pedro Claver, esclavo
de los negros para siempre»)
Un final aceptado
En 1650 y tras predicar la cuaresma por
los alrededores de Cartagena, Pedro Claver pretendió entrar en Urabá, región de indios paganos, pero cayó
enfermo. La víspera había confesado hasta las diez de la mañana y cuando
pretendió celebrar la misa, se sintió tan mal que se vio obligado a regresar a
Cartagena. La peste había diezmado el colegio de los jesuitas, donde habían fallecido ya nueve
miembros de la comunidad. Una parálisis lo redujo a la impotencia y a un
tremendo temblor de las manos que, según testimonio del médico, le desaparecía
al decir misa.
Aún logró hacer algunas visitas, gracias
a una mula que le dejaron, que estuvo a punto de matarle. Pudo ir también a
despedirse de doña Isabel de Urbina, su gran bienhechora, a quien le pidió que
en adelante se confesara con su sucesor, el padre Diego Ramírez Fariña. Por entonces,
desde la sublevación de Portugal, era raro el arribo de barcos negreros. Pero
en 1652 llegó uno lleno de negros araraes.
Pedro visitó a los negros, les llevó regalos y los instruyó para el bautismo.
La celda del santo en Cartagena. |
Así, físicamente impedido, permaneció los
últimos cuatro años enfermo, en su celda, prácticamente solo y sin poder casi
moverse, en un espantoso estado de abandono por parte de los demás que él, sin
embargo, aceptaba. Falleció
finalmente en la madrugada del 9 de septiembre de 1654.
Fuente: Wikipedia, www.cartagenainfo.com, archivo del blog.
Hernán Castro Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
Restos de San Pedro Claver en Cartagena de Indias. |
Notas y referencias: www.foroxerbar.com, www.historia.humanet.com.co, www.cartagenainfo.com, www.cancillería.gov.co, caballerosdelavirgen.org, www.cancileria.gov.co, archivo del blog, Biblioteca virtual.
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