Inconcebible desde
todo punto de vista que los periodistas sean requeridos para dar explicaciones
por su opinión, porque a ciertos personajes no les gustó que se opine sobre los
procederes controvertidos y del poder mal ejercido por algunos de ellos.
En la aciaga época de
la violencia política en Colombia, se quemaban periódicos y los esbirros maltrataban a los periodistas, pero nunca pudieron acallar su pensamiento y su
denuncia.
Durante la última
dictadura ocurrió igual y los pensadores tuvieron que salir del país, buscando
seguridad para sus familias pero continuaron opinando sobre las desgracias
ocasionadas por los mandaderos que siempre se sintieron respaldados por los
dictadores para hacer toda clase de fechorías.
No faltan en todas
las épocas, funcionarios y personas que se creen “intocables” y no aceptan la
opinión de los periodistas.
Han perdido todo el
sentido común, para asegurar que los periodistas tienen que “consultarles” y
pedirles toda clase de permisos para denunciar los problemas del país.
Se han entronizado en
su cargo y como el niño que hace pataletas se rasgan las vestiduras, se
revuelcan y vociferan cuando los periodistas denuncian y controvierten los
hechos.
Son tan inseguros de
su poder, muchas veces mal habido, que
hasta designan espías que profieren amenazas a quienes no están de acuerdo a
sus quereres.
Olvidan por su
prepotencia, que en Colombia no hay
dictadores ni reyezuelos. ¡Hay libertad de prensa!
Hernán Castro
Rodríguez, Editor de Vemos y Escuchamos.
Notas y referencias: eju.tv, www.eldiariofenix.com, Biblioteca virtual.
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